Ana Luisa

Ella es alegre y a veces alocada, con su piel tan blanca, con la melena rizada, con ese aspecto alocado que tienen las chicas fatales. Ríe siempre descaradamente, habla mucho como si se le fuera la vida en ello y su celular suena siempre con mucha insistencia, desde el fondo de aquel bolso que es confidente y acompañante. Tiene el corazón tatuado por culpa de alguien a quien quiso y probablemente siga queriendo. Un amor azul pálido que ella no merecía. Realmente, nada de aquello encajaba en su vida, pero a ella le gustaba siempre imaginarlo. Y Ahora la vez sentada en el borde de la banca de aquel parque, contemplando el árbol de los recuerdos, sonriendo a todo el que la mira. Y en su mirada busca otros calores para continuar viviendo. Todo fue una ilusión de cera que ahora se derrite, una mirada que se va, un número de teléfono que se pierde y una promesa que se rompe. Ese tal vez es el precio, en cada recuerdo un beso con una promesa y un alfiler, que no mata pero duele