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Cristianos: Tu crees en Dios o le crees a Dios?
Puedes explicarlo?.
Gracias a todos por sus respuestas.
Dios los bendiga.
12 Answers
- 1 decade agoFavorite Answer
creemos en el y le creemos a el (si no, como le aceptamos )y lo confirmamos cuando experimentamos su precencia en nuestras vidas, cuando tienes la oportunidad de rectificar sus promesas en tu vida diaria te das cuenta que el es real ysus promesas tambien.
- 4 years ago
No, porque dios no existe, ademas las mujeres que no somos cristianas, no nos creemos eso de que l. a. mujer debe estar sometida al hombre. "l. a. mujer aprenda en silencio, con toda sujeción.Porque no permito a l. a. mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva; y Adán no fue engañado, sino que l. a. mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. Pero se salvará engendrando hijos, si permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia". - one million TIMOTEO 2: 11-15
- 1 decade ago
Creeo en Dios y le creeo a Dios. Por que si no es asi entonces en donde esta tu Fe?.
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- Anonymous1 decade ago
Creo en Dios, pero no en las religiones.
- Anonymous1 decade ago
Eso ya lo preguntaste el otro dia.
- 1 decade ago
Creo en Dios y creo en El. ¿Por que? Por que sin Dios no estuviera donde estoy. Gracias a El vivo y por creer en el he podido salir adelante con mi vida despues de muchos obtaculos en esta. Le doy gracias todos los dias y lo vivido me ha servido para aprender y seguir en la vida con la seguridad de que Dios nunca me abandona en los momentos mas dificiles y me da la fortaleza necesaria para seguir en esta dura lucha de la vida. Le creo fielmente por que cada vez que le pregunto algo sobre mi vida se las ingenia para contestarme de una u otra forma. Y me regala momentos bonitos cuando verdaderamente los necesito. Es mi mejor amigo y nunca me ha fallado. Creele y veras. Que Dios te bendiga.
Source(s): Mi propia vida. - 1 decade ago
Crees en Dios, pero... ¿le crees a Dios?
La fe: un regalo para el hombre. La fe no es sólo creer en Dios, sino sobre todo, creerle a Dios
La fe es creer en Alguien, pero sobre todo, creerle a ese Alguien. Es creer en Dios y también creer todo lo que Él nos ha dicho y manifestado.
Creer es aceptar a Dios y confiar plenamente en Él, Dios vivo manifestado en Jesucristo, en quien la revelación ha adquirido su plenitud.
La fe es un don gratuito, un regalo que Dios hace al hombre y que el hombre puede recibir o rechazar. Este don ni encadena, ni anula a la libertad del hombre. Es un acto personal, una respuesta libre a la iniciativa de Dios.
Por tanto, Dios es quien habla y el hombre escucha y responde libremente, ponderando razones y responsabilidades; teniendo en cuenta la gracia de Dios.
La aceptación de la fe va más allá de la mera adhesión intelectual y teórica a la verdad que Dios nos revela. La fe nos debe llevar a transformar la propia vida, a obrar adoptando comportamientos acordes con la verdad que se ha conocido.
Dios no deja indiferente al hombre, la fe ilumina la conciencia, cambia los criterios y comportamientos, compromete y orienta la existencia a una nueva responsabilidad.
Creer no es un acto aislado, sino que involucra a toda la persona, de tal modo que surge la necesidad de transmitir la fe a los demás, a hacerlos partícipes del gran don que Dios le ha dado al hombre para conocerle y llegar a Él.
Si tu fe no es así, si creer en Dios no te ha llevado a modificar todo tu estilo de vida, es porque tal vez no te has animado a creerle a Dios.
Source(s): http://es.catholic.net/temacontrovertido/330/1747/... Se puede demostrar particularmente la existencia de Dios por la existencia del hombre, inteligente y libre, pues no hay efecto sin una causa capaz de producirlo. Un ser que piensa, reflexiona, raciocina y quiere, no puede provenir sino de una causa inteligente y creadora; y como esa causa inteligente y creadora es Dios, se sigue que la existencia del hombre demuestra la existencia de Dios. Es un hecho indubitable que no he existido siempre, que los años y días de mi vida pueden contarse; si, pues, he comenzado a existir en un momento dado, ¿quién me ha dado la vida? 1º No he sido yo mismo. Antes de existir, yo nada era, no tenía ser; y lo que no existe, no produce nada. 2º No fueron sólo mis padres. El verdadero autor de una obra puede repararla cuando se deteriora, o rehacerla cuando se destruye. Ahora bien, mis padres no pueden sanarme cuando estoy enfermo con una dolencia grave, ni resucitarme después de muerto. Si solamente mis padres fuesen los autores de mi vida, ¿por qué no pueden hacerme perfecto?¿Qué padre, qué madre, no trataría de hacer a sus hijos perfectos? Además, mi alma es simple y espiritual, no puede proceder de mis padres: no de su cuerpo, pues entonces sería material; no de su alma, porque el alma es indivisible; ni de su poder creador, pues ningún ser creado puede crear. 3º No puedo deber mi existencia a ningún ser visible de la creación. Porque, en cuanto dotado de entendimiento y voluntad soy superior a todos los seres irracionales. Si no soy fruto de mí mismo, ni de mis padres, ni de ningún otro ser creado, sólo explica mi existencia un Espíritu creador que sea Increado. Alguien que haya podido sacar mi alma de la nada, es decir, crearla. Y como un ser que reúna estas cualidades (espíritu, increado y creador) es lo que todos llaman Dios, entonces mi existencia y mi naturaleza postulan la existencia de Dios. b) Por la existencia de la ley moral También probaría la existencia de Dios el hecho de la ley moral. Existe, en efecto, una ley moral, absoluta, universal, inmutable, que manda hacer el bien, prohíbe el mal y domina en la conciencia de todos los hombres (hablaré de esta ley en un capítulo especial). El que obedece esta ley, siente la satisfacción del deber cumplido; el que la desobedece, es víctima del remordimiento. Ahora bien, como no hay efecto sin causa, ni ley sin legislador, esa ley moral exige la existencia de un autor, el cual es Dios. Luego por la existencia de la ley moral llegamos a deducir la existencia de Dios. Él es el Legislador supremo que nos impone el deber ineludible de practicar el bien y evitar el mal; el testigo de todas nuestras acciones; el juez inapelable que premia o castiga, con la tranquilidad o los remordimientos de conciencia. Nuestra conciencia nos enseña: 1º, que entre el bien y el mal existe una diferencia esencial; 2º, que debemos practicar el bien y evitar el mal; 3º, que todo acto malo merece castigo, y toda obra buena es digna de premio. Por eso nuestra conciencia se alegra y se aprueba a sí misma cuando procede bien, y se reprueba y condena cuando obra mal. Por tanto, existe en nosotros una ley moral, naturalmente impresa y grabada en nuestra conciencia. ¿Cuál es el origen de esa ley? Evidentemente debe haber un legislador que la haya promulgado, así como no hay efecto sin causa. Esa ley moral es inmutable en sus principios, independiente de nuestra voluntad, obligatoria para todo hombre, y no puede tener otro autor que un ser soberano y supremo, que no es otro que Dios. Además de lo dicho, se ha de tener presente que si no existe legislador, la ley moral no puede tener sanción alguna; puede ser quebrantada impunemente. Luego una de dos: o es Dios el autor de esa ley, y entonces existe; o la ley moral es una quimera, y en ese caso no existiría diferencia entre el bien y el mal, entre la virtud y el vicio, la justicia y la iniquidad, y la sociedad sería imposible. El sentimiento íntimo manifiesta a todo hombre la existencia de Dios. Por natural instinto, principalmente en los momentos de ansiedad o de peligro, se nos escapa este grito: ¡Dios mío!... Es el grito de la naturaleza. “El más popular de todos los seres es Dios –dijo Lacordaire: el pobre lo llama, el moribundo lo invoca, el pecador le teme, el hombre bueno le bendice. No hay lugar, momento, circunstancia, sentimiento, en que Dios no se halle y sea nombrado, La cólera cree no haber alcanzado su expresión suprema, sino después de haber maldecido este Nombre adorable; y la blasfemia es asimismo el homenaje de una fe que se rebela al olvidarse de sí misma”. Nadie blasfema de lo que no existe. La rabia de los impíos, como las bendiciones de los buenos, testimonia la existencia de Dios. c) Por la creencia universal del género humano d) Por el deseo natural de perfecta felicidad 2. Las vías de Santo Tomás (argumentos realmente probatorios http://es.catholic.net/temacontrovertido/330/2527/... http://es.catholic.net/conocetufe/623/2170/articul... - Anonymous1 decade ago
sin duda alguna los seres humanos a todas las cosas que entienden la tratan asociar a un hecho divino por que solo eso les queda hacer,
pero yo si creo en el sea lo que sea.
- luisal27Lv 51 decade ago
Yo creo y le creo porque todo lo que ha dicho es verdad...
yo he podido experimentarlo...
y le doy gracias por quitarme la venda de los ojos y dejarmelo comprender...
Saludos