¿Que piensan esto del pejejito.?

LIC. EDUARDO MEDINA-MORA, PROCURADOR GENERAL DE LA REPÚBLICA:

Hace justamente una semana que aquí comentaba con usted:

“Nada se dice, nada se sabe oficialmente sobre la suerte que ha corrido el expediente de la investigación sobre el caso de desacato cometido por el ex jefe de gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador. Si mucho se piensa que el caso sigue abierto, como lo dejó Fox, pero hasta ahí.

“Claro, no es poco que se sepa eso, pues si la investigación se mantiene abierta significa que el acusado sigue siendo considerado por la ley como presunto responsable del delito del que se le acusa; esto es, el caso de El Encino.

“Pero como siempre y en donde aparezca, AMLO tiene la virtud de hacer aparecer el kafkianismo para protegerse.

“Andrés Manuel López Obrador es el más famoso beneficiario de la impunidad en México, pero ni quién se acuerde. Supongo que incluido usted. Tal vez sólo por razones políticas, pero oficialmente usted no recuerda el caso.”

Y como se trata de un caso clarísimamente legal pero políticamente peligroso, ya pasó una semana más sin luces oficiales sobre ese y muchos otros asuntos legales que involucran a AMLO. Alguien que aborrece sobrada y, sin duda, justificadamente a este personaje me preguntó ayer si sabía cómo le hacía para salir bien de todas las broncas que arma:

“Logrando que los primeros en seguirle la corriente sean los medios de comunicación”, respondí.

Me gustaría mucho que el título de esta entrega se refiriera justamente al fin del circo mediático tan rentable para López Obrador a cambio, en la mayoría de los casos, de nada; antes bien, se la vive insultando a los medios y a quienes en ellos trabajan o son propietarios; y todos, dócilmente, le volvemos a abrir los espacios… A diferencia del cuento que del sádico y la masoquista en que ésta le ruega: “pégameeee”, y él le responde: “noooo”, AMLO responde a los medios: “¡Pero cómo de que noooo..!”

Todo lo anterior para caer en la entrega que ayer, una semana después de los párrafos que he transcrito, el titular de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, finalmente entregara a las autoridades los expedientes con los contratos que firmó como representante legal de la empresa Ivancar con Petróleos Mexicanos. “No hay más”, remató, como para cerrar el paso a AMLO con nuevas acusaciones.

A partir de ayer, pues, sujeto el problema a los plazos procedimentales que la ley determina, el circo Ringling AMLO podrá cerrar sus puertas igual en las oficinas que el PRD le presta que en las cámaras legislativas, pues la verdadera definición del caso está a cargo, ya, de quien la ley ordena y por mucho escándalo que siga haciendo, a lo único que quizá perjudique en los días siguientes será al proceso electoral de su partido. Si los perjuicios se los llevara el candidato que el cirquero apoya, pues hubiera comenzado antes, ¿no..?

Pero como buen sádico que es, AMLO va a persistir con su machacón estilo que tan buenos dividendos le ha rendido, en atacar a Mouriño, como la querida e inolvidable colega Olga Moreno me dijo algún día: “Mira, papito, si me quiero joder al que está en la punta de la pirámide, primero me voy jodiendo a los que le sirven, pero están abajito…”

Porque el blanco principal siempre ha sido el presidente Calderón y mientras no logre su cometido, o no sea detenido en el camino, persistirá y persistirá como todos sabemos que acostumbra pero nadie, con fuerza de autoridad, le ha salido al paso con los elementos que la ley prescribe, pues para nada se necesita jugarle al compló cuando él mismo ha sembrado de broncas su camino, convencido de que la divinidad le cuida y de que sus contrincantes le hacen, como en verdad, lo que el aire a Juárez.

Y si un siglo de estos decide o le ordenan proceder de acuerdo con la norma que le dejaron dormida y usted no quiere despertar, tan sólo busque a su subprocurador Juan de Dios Castro y pídale un ejemplar del ensayo que escribió sobre el caso de El Encino, donde están todos los elementos, incluidos los errores legales y políticos cometidos en el curso de la historia que culminó con la elevación de AMLO a candidato presidencial por obra de un Presidente en funciones que le hizo caso a sus miedos y a sus frivolidades y terminó el asunto con la vieja estrofa que decía: “Antes de mí, el caos/Después de mí, el diluvio…”

Pero los caos y los diluvios terminan por fundirse en un solo desastre llamado, en nuestro caso, Andrés Manuel López Obrador… Por cierto, hace una semana terminé preguntándole:

“Todavía nadie parece darse cuenta en las cimas del poder, procurador, cuánto han debilitado no a los poderes personales sino a los institucionales a fuerza de dejarse ganar por el pasmo y el miedo.

¿Dejarán hacer de Mouriño otra víctima? Si tienen con qué defenderlo, ya tardaron demasiado.”

Y se echaron siete días más…