¿Será posible que me concedan el derecho a expresarme?

Señora Liliana:

Las sociedades modernas tropiezan a veces, con las sociedades antiguas. En verdad que eso de moderno y antiguo son palabras simples que nada expresan en el decurso de la existencia.

Es oprobioso servirse del talento de los amigos para sostener nuestra propia causa.

No entiendo el motivo de su encono hacia mi persona, dado que ni me conoce, ni la conozco, y nunca hemos tenido correspondencia en privado.

Con esto quiero decir que no existe un pasado entre nosotros, sólo presente y futuro.

Nadie se puede preciar con justicia de ser mejor que otros, todos seguimos nuestra propia ley de evolución intelectual, anímica y espiritual.

Pensar otra cosa es propio de necios.

La sabiduría, necedad o talento de cada uno puede quedar recluida tan sólo por unos instantes, las reacciones en favor o en contra de nuestros acertos no son necesariamente vituperio u halago.

La sabiduría adquirida de la comunicación entre pares, los cuales jamás deben ser homologados con los animales, brota del espíritu y no puede morir de ningun modo con quien la generó, ningún Leviatán la acosa con su presencia sumergida, dado que siempre las cosas que digo,las digo en público y sin tergiversaciones.

El mismo derecho que usted pide para expresarse me es lícito.

Jamás la he ofendido y mucho menos insultado, ni me he escondido tras novísimas cuentas para perseguirla o desmoralizarla.

Respete mi derecho a suponer que no soy ni mas ni menos que usted, sino igual.

Carpe Diem.