¿Qué pasa en la Jornada? Hoy vuelven a atacar al peje?

No lo dudo, el pejesias rompe con todos, es eso, o nadie lo quiere cerca, (honrosa excepcion de algunos fieles, no chaqueteros como el mismo), que te puedo decir, es el peje

Es lo malo de siempre estar peleados con un medio... y lo encasillan como diario oficial del peje y ahora se sorprenden.

Magú lo hace muy seguido, los demás no tanto pero lo hacen... llevan años así que no has descubierto el hilo negro. De hecho Julio Hernández también...

Con todo y eso, la critica nunca es mala, mal haría la izquierda censurar.

Salu2

Se ve que no eres lector de La Jornada. Magu desde siempre ha hecho críticas a López Obrador, por ejemplo:

http://1.bp.blogspot.com/_EZ38IjI0pK4/R-p5RS6rgJI/...

Lo bueno de La Jornada es que es de los pocos periódicos plurales del país, no se somete a ningún político y critica a todos por igual. No es como otros periódicos chayoteros que alaban a Calderón aunque el país esté en llamas.

Saludos.

Es más común que los que lo "ataquen" sean los moneros o algún editorialista oculto en las páginas secundarias...

El día que veas una crítica al Peje en la primera plana, entonces comienza a preocuparte... Porque de seguro hay otro candidato más polémico.

Pasaron por alto, inaceptablemente por alto, que la expresión no mandaba al diablo a las instituciones de modo genérico.

Se refería a unas en particular, a esas: a las que pertenecen a aquellos que han influido para coparlas de ciertos nombres de personas incapaces: a la Suprema Corte con ministros recomendados por Diego Fernández de Cevallos y al IFE con un presidente impuesto por la misma Elba Esther Gordillo.

Ciertos intelectuales de gran talla como Roger Bartra, y otros de menor calado en sus reflexiones, aunque respetables igual que todos, como Denise Dresser, tomaron la interpretación de Televisa y en ella se apoyan hasta el día de hoy para calificar como arcaico y populista al movimiento encabezado por AMLO.

Fue Lorenzo Meyer quien con el poder de la televisión desmintió lo que en Televisa y en todos lados se decía. La respuesta del poder fue quitar de youtube y otros sitios de videos el tan repetido "al diablo con sus instituciones" para dejar lugar a la duda. Por más que los diarios, como Crónica o aún más serios como El País, hubieran dado cuenta en el cuerpo de sus notas del énfasis puesto en la palabra sus, el mito del antiinstitucionalista loco que no sabía perder estaba creado y había echado raíces aún en la izquierda intelectual. Las críticas son contradictorias y revelan una discrepancia en las formas y no en los planteamientos de fondo. Largo sería citar cada crítica a López Obrador.

Denise Dresser ha dicho que AMLO debe pronunciarse contra algunos de sus aliados para tener credibilidad y luego le reclama: debes --porque le habla de tú--- ser un político profesional con un menor contenido moral. Esto puede explicarse así: quizá Dresser es moralista cuando se trata de protestar por alianzas con la vieja izquierda nacionalista y quisiera borrar el pasado de un plumazo, pero es muy profesional si se trata de pactar reformas económicas que dejan la repartición de la riqueza a la buena voluntad de algunas empresas.

Las diferencias de estos intelectuales con López Obrador son más bien de forma. El mismo Bartra ha dicho: "se mantuvo en una actitud agresiva más simbólica que real" y sigue "no es Fidel Castro ni Che Guevara". "tiene un poco de Keynes, un poco de Roosevelt y un poco de nacionalismo revolucionario. Entonces, ¿para qué esa agresividad tan terrible?" (La Crónica de hoy, 26 de julio de 2006).

La crítica del centro-izquierda a las formas de AMLO es atendible pero las críticas a ese centro provenientes de otra izquierda, más radical, también lo son. Los intelectuales socialdemócratas tienden a poner oídos sordos a los intelectuales más volcados a la izquierda que los han criticado con lucidez. Ni Octavio Rodríguez Araujo, ni Héctor Díaz Polanco ni Arnaldo Córdova tienen los espacios mediáticos que sí tienen Denise Dresser, Denise Maerker (antes tan digna) o Jorge Volpi. Sin embargo, los segundos se comportan como si no leyeran los diarios y no supieran, por ello, lo que dicen sus colegas, dando nulo espacio al debate. ¿Es soberbia o temor a la polémica?

El nuevo totem de las tribus expriistas tiene apellido francés.